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Otro error que se me resiste

Ayer en clase a un estudiante le salía un error raro.

Había replicado un código mío. Que funcionaba en mi ordenador.

Pero a él no.

Me lo enseña. Y yo…

…pues ni idea, la verdad.

Ni idea de qué pasaba. No veía nada raro.

Revisé lo que pude y me rendí. No era capaz de identificarlo.

¿Solución?

Le borré el código y empezamos de nuevo.

En lugar de escribir el código letra a letra, nos apoyamos en el autocompletado.

Había una ruta a fichero involucrada. El problema estaba ahí casi seguro. Pero ya te digo que no llegué a verlo.

El caso, que con el autocompletado reescribimos la ruta.

Guiándolo, claro. Si dejas libre al autocompletado, el quebradero de cabeza es peor que el error ese de Python lleno de ruido.

Una vez terminado, ejecutamos…

Y todo bien.

¿El error? Ni idea. Sigo sin saber qué era. Y nunca lo sabré.

Lo arreglamos sin más.

Para aprender de los errores es verdad que hay que diagnosticarlos y luego arreglarlos. Nosotros nos saltamos la parte de diagnosticarlo, así que ¿aprendimos menos?

No: aprendimos diferente.

Aprendimos que empezar de cero puede ser mejor que arreglar lo que no funciona.

Porque quizá estés trabajando sobre un código mal planteado.

Y la forma de arreglarlo no es cambiar cosas pequeñitas hasta que funcione.

Organizo formaciones para quienes quieren aprender a tratar sus datos con código.

Y codificaremos desde 0. Para que el tratamiento esté bien asentado. En códigos robustos.

Me escribes a hola@leonardohansa.com y empezamos a trabajar.




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